miércoles, 2 de mayo de 2012

Bye bye American Dream.

 
Cuando miro la obra de Basquiat, se me ocurre que se pueden rastrear en ella rasgos contradictorios de su personalidad y vida. Por un lado, su deseo de lograr el American Dream a través de la fama (soñaba con ser James Dean, con que lo reconocieran por la calle) y por otro, su opción de vivir en la calle, como un hombre sin lugar donde dormir y rechazar el sistema, negarse a trabajar, vivir de fiesta en fiesta y dejar de lado su hogar de clase media afro estadounidense.
En los cuadros, se puede notar una relación contradictoria con el público: algunas de sus pinturas parecen dibujadas por un chico pero utiliza elementos como repeticiones que parecen obsesivas, disposición de los motivos en el espacio y variaciones de tamaños que están más allá de lo infantil, una búsqueda de la desprolijidad planificada, en la que se unen un efecto de espontaneidad y de estudio al mismo tiempo.
Basquiat crea en general cuadros de tamaño muy grande, como si tratara de ocupar todo el espacio posible en un rechazo del vacío. Y sin embargo, en algunos cuadros, hay zonas vacías en las que se crea una presencia clara de algo semejante al silencio. En una de las obras del Malba, aparece una cabeza que flota sobre un vacío donde debería haber estado el cuerpo: Basquiat es consciente entonces de la existencia del vacío y lo muestra. También con el tamaño impone una distancia que tenemos que tomar como espectadores y a la vez nos propone un sinfín de detalles que tenemos que detenernos a investigar.
Hay en la obra de Basquiat una tendencia a lo primitivo en el uso de figuras simples, sin perspectiva, en general en un solo plano (sin profundidad). Esto acerca algunas de sus obras a la estética del graffitti y de alguna manera lleva las calles en las que el pintor vivía a las galerías y museos. Es una mirada que rechaza la sofisticación de la perspectiva y el realismo se combina con el hecho de que sus cuadros no son fáciles de comprender, lo cual  juega nuevamente con la contradicción.
La contradicción se multiplica cuando se piensa en las telas en las que aparecen caras deformes con muecas de horror: nuevamente un dibujo de aspecto infantil con un contenido horrendo no apto para niños. El uso de colores oscuros y contrastantes en esas caras refuerza la incomodidad y la angustia que causan esos cuadros.
Basquiat era afro estadounidense y la pintura no es una de las artes que el estereotipo de los negros como poco inteligentes considere una actividad posible para ellos. Su elección de un arte original que finalmente lo hizo famoso puede interpretarse como un desafío en ese sentido.
En consecuencia, la búsqueda de la contradicción desarrollada tanto en la vida de Basquiat como en su obra propone un arte que produce incomodidad en la persona que lo mira, y es una incomodidad contradictoria ya que también atrae con el  juego de colores y el movimiento de las  imágenes y palabras.  




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