Me parece que la consigna de viajar produce sensaciones muy
diversas y cambiantes. Cuando uno viaja tiene cierta ‘’obligación de ponerse a
reflexionar’’, bueno por lo menos en lo personal es lo que me sucede. Tiene
como esa idea, supongo que creada mentalmente, de que se aleja de la vida
cotidiana y ‘’debe’’ (o instintivamente se produce sola) ponerse a pensar en
temas en los que no lo haría en la vida rutinaria. Y me parece muy productivo
que ese momento de ‘’reflexión’’ se explote para poder crear algo, aunque no
niego que se crean sistemas de creación profundamente confusos en el momento,
como lo fueron en este trabajo. Lo que personalmente me ocurrio fue que como
primer paso, opté por no ir con ninguna idea preconcebida de lo que quería
hacer y esperé que el lugar y la instancia de viaje (sumado a la convivencia
con Agos y Flor) me brindaran lo necesario para comenzar un trabajo de creación
con lo que más me llamara la atención. Es como que uno tiene una idea a veces
un poco mágica de viajar y de que solo con alejarse de la ciudad o de lo
cotidiano va encontrarse con algo que se
produzca solo y mágicamente nos va a brindar una historia que contar, como si
la obra se fuera a hacer sola. Bueno eso no pasa. Igualmente, creo que eso es
lo divertido y lo frustrante muchas veces.
Lo cierto es que, en este caso, el lugar sí nos brindó los
puntapiés iniciales para poder inspirarnos pero la verdad es que nosotras
creamos sobre eso sensaciones que, ahora me doy cuenta, no están ahí realmente
(no es un lugar super místico) sino que uno es el que lo carga de energías y
sensaciones que por sí solas no aparecen. O si aparecen igualmente uno tiene
que poder construirlas para mostrarlas por qué el proceso no es simplemente
captar ‘’lo que ya hay’’ sino que es algo más como construir lo que no hay pero
está. Viajar varias veces sumo tanto
como resto, bueno no, la verdad es que siempre sumó, pero cada viaje nos
proponíamos algo distinto y al llegar allá las situaciones incontrolables nos
hacían tomar nuevos rumbos o tener que modificar los objetivos planeados en base
a lo que podíamos conseguir(Flor las menciona en su reflexión por lo que solo
me limito a nombrar la que más me desesperó: ñino, actor principal, NO ACTOR,
caprichoso y sin ningún interés en responder a nuestras súplicas ni siquiera a
cambio de caramelos o galletitas sonrisas). Esto nos frustró muchas veces y volvíamos
con la mente puesta en ‘’no pudimos conseguir nada de lo que queríamos’’.
La solución a esto
se dio en la última semana, en la que decidimos no volver a viajar (no nos
hubiera dado el tiempo igualmente) y tuvimos tiempo para sentarnos a ver y
analizar, en base a lo que ya sabíamos que queríamos construir, todo el material
(que es mucho) que conseguimos durante los tres viajes. Había muchas
entrevistas y material que podríamos llamar ‘’de investigación’’, esta parte
fue la que nos sirvió para construir ideas del relato que finalmente
construimos, pero no nos interesó mostrarlo como trabajo en sí. También
habíamos logrado buenas imágenes de paisaje y del lugar que anclaron el resto
del trabajo por su fuerza y esa energía de extrañamiento que contenían. Y por
último teníamos el material que sí construimos de una manera más ‘’ficcional’’.
Me resultó muy positivo tener este tiempo de edición,(que en trabajos anterior
o incluso en instancias anteriores en este mismo trabajo, no tuvimos) y poder
afinar ciertas cosas y sobre todo trabajar el sonido que es algo que siento que
siempre me cuesta mucho y me queda como casi al azar. En este caso pudimos
tener las dos cosas, tanto e imagen como sonido, a la misma altura, y así poder
terminar de unir y cerrar todo el material
que decidimos poner en el producto final.
En cuanto a lo grupal, como siempre, la convivencia fue muy
linda y además productiva, todas estábamos con las mismas ganas y siempre
debatiendo sobre lo que queríamos o no hacer. No hubo división de roles, al ser
tres creo que no tenía mucho sentido, pero se produjo una rotación constante en
todos los campos y esto hacía que todas estemos atentas en todo. Y creo que a
pesar de que durante el proceso todas llegamos a odiar el trabajo (el nuestro,
no la consigna) y a odiar Punta Indio,
después todas quedamos bastante satisfechas porque no está para nada
alejado de la idea de la cual partimos y lo que teníamos ganas de que quede
como trabajo final.